MADRID 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
El cirujano plástico facial Francisco Gómez Bravo ha destacado que solo el cinco por ciento de las fotografías que se publican en redes sociales con el antes y el después de un procedimiento estético reflejan de forma fidedigna el resultado del tratamiento.
Según ha explicado, la comparación del antes y el después a través de fotos es el modo en que en cirugía estética se evalúan los resultados de un tratamiento. "A diferencia de otras especialidades que usan ensayos clínicos o pruebas de imagen, los cirujanos plásticos nos guiamos por fotografías de 'antes y después' para elegir nuestras técnicas", ha señalado.
Sin embargo, la publicación de estas imágenes en redes sociales lleva a que muchos pacientes se basen en ellas para tomar la decisión de los tratamientos que desean y el cirujano que quieren que les opere. En concreto, el 62 por ciento de los usuarios de medicina estética recurren a las redes sociales para informarse y el 90 por ciento lo hacen en Instagram, según un estudio publicado en 'Medicina Estética'.
Gómez ha apuntado que esta influencia de las redes sociales "preocupa" a los especialistas y, en 2019, 'Plastic and Reconstructive Surgery Journal' ya recogía un "marco para la creación de un contenido ético y profesional en social media", mientras que un estudio de 'Aesthetic Surgery Journal' a tres millones de usuarios de Instagram advertía que las cuentas con un mayor número de seguidores contienen imágenes "con sesgo fotográfico".
Todo ello ha llevado a algunos países a regular estas publicaciones. El gobierno de Australia se ha convertido en el primero del mundo en introducir una regulación estricta, que contempla la suspensión de la licencia a los cirujanos que hagan un uso inadecuado y sanciones de hasta 120.000$.
El doctor Francisco Gómez ha reivindicado aplicar una normativa similar a la australiana en Europa. En otros países, como Francia, Brasil y Turquía, las sociedades científicas y colectivos profesionales han prohibido a sus asociados publicar estas imágenes del antes y el después para promocionar sus tratamientos.
El especialista ha precisado que son pocos los casos en los que se ha detectado que se emplea esta herramienta con un uso fraudulento y que, en la gran mayoría de los usos poco adecuados, se hace sin intención, como consecuencia de una falta de formación en la toma de las imágenes.
Con todo ello, ha enumerado cuatro consejos que pueden ayudar a distinguir al usuario si las fotografías de antes y después que está viendo son rigurosas.
En concreto, ha señalado que la iluminación debe ser consistente en ambas imágenes, de forma que la luz venga del mismo lugar y apunte en el mismo ángulo. Asimismo, la postura de las personas que aparecen en ellas debe ser idéntica, ya que una variación puede simular efectos inexistentes.
Del mismo modo, ha comentado que la expresión de la persona tiene que ser la misma en caso de que se trate de un antes y después facial, así como el marquillaje porque, de lo contrario, pueden producirse efectos no reales en la piel.