La violencia se ha reducido pero algunos grupos armados siguen cometiendo abusos
La celebración de elecciones presidenciales a finales de año hace temer una nueva escalada
MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
El 6 de febrero de 2019 el Gobierno de República Centroafricana (RCA) y catorce de los grupos armados que operan en el país suscribieron un acuerdo de paz que ha contribuido en gran medida a una reducción de la violencia en el país pero que, un año después, aún no ha conseguido restablecer la ansiada calma y estabilidad para los centroafricanos.
"En el último año se han producido algunos acontecimientos positivos pero aún hay retos pendientes", reconoce el portavoz de la Misión de la ONU en RCA (MINUSCA), Vladimir Monteiro. En el apartado de los éxitos, cita "un descenso en general de la violencia en el país", así como que las Fuerzas Armadas (FACA) y las fuerzas de seguridad centroafricanas se hayan desplegado en algunas ciudades.
Además, explica en una entrevista con Europa Press, en el oeste del país se ha producido el desarme y desmovilización de siete grupos armados --1.320 combatientes, entre ellos 81 mujeres--. "Algunos de ellos se han unido a la primera unidad mixta de seguridad", uno de los apartados previstos en el acuerdo de paz. A esto se suma el que en algunas zonas los grupos armados han levantado las barricadas y los puestos de control.
"Pero al mismo tiempo hay muchos desafíos", reconoce Monteiro, que admite que se producen numerosas violaciones del acuerdo de paz, como lo demuestra los recientes estallidos de violencia en las ciudades de Alindao o de Bria. "Algunos grupos no están cumpliendo el acuerdo, no se han desarmado por completo, no han suspendido los abusos, no han dejado de expandirse territorialmente", lamenta.
En opinión del director para África Central de Human Rights Watch (HRW), Lewis Mudge, el acuerdo de paz ha provocado una "falsa sensación de seguridad en el país" dado que "en realidad se infringe casi a diario", además de no haber logrado algunos de sus principales objetivos, como la instauración generalizada de las unidades militares mixtas entre las fuerzas de seguridad y los combatientes desmovilizados.
Una de las consecuencias del acuerdo fue la inclusión en el Gobierno de Faustin-Archange Touadéra de algunos comandantes de los grupos armados, cargos a los que una parte de ellos han renunciado. Este gesto del mandatario generó malestar en un sector de la población, especialmente entre las víctimas de los abusos que desde finales de 2013 han cometido tanto los antiguos integrantes de la coalición rebelde Séléka --principalmente musulmanes-- como los grupos de autodefensa 'antibalaka' --mayoritariamente cristianos--.
La impunidad es, a ojos del responsable de HRW, uno de los principales desafíos para el acuerdo de paz. "Aunque se hacía mención a la necesidad de justicia, hasta la fecha ninguno de los firmantes ha sido obligado a rendir cuentas por graves crímenes", destaca Mudge en declaraciones a Europa Press.
En RCA existen instituciones como "los tribunales nacionales y el Tribunal Especial Penal, compuesto por jueces y fiscales centroafricanos y extranjeros, pero una cuestión clave sigue siendo el compromiso del Gobierno con hacer rendir cuentas a los firmantes del acuerdo", incide.
RETORNO DE BOZIZÉ Y DJOTODIA
En un ambiente ya de por sí tenso, y con elecciones presidenciales previstas para el 27 de diciembre, el retorno de los dos últimos expresidentes del país, Franois Bozizé, que regresó en diciembre, y Michel Djotodia, que lo hizo en enero, se ha convertido en otro factor de posible desestabilización.
En el caso de Bozizé, depuesto en un golpe de Estado por Séléka en marzo de 2013, hubo "graves abusos" bajo su mandato y es objeto de sanciones de la ONU y una orden de arresto en el país, mientras que Djotodia "supervisó crímenes de guerra y posiblemente contra la Humanidad" mientras estuvo en el poder, resalta Mudge. "El regreso de Bozizé y Djotodia podría llevar a más violencia y ciertamente ha enturbiado las aguas en lo que se refiere a la escena política", advierte.
Su retorno puede deberse a que "sienten que la impunidad ha llegado a tal nivel que ahora pueden moverse por ahí en público", señala, si bien también debería verse como "una oportunidad para investigarles por los crímenes que presuntamente han cometido". No obstante, por el momento ninguno de los dos antiguos mandatarios ha sido detenido.
Según resalta el analista para África Central de International Crisis Group (ICG), Hans de Marie Heungoup, Djotodia "no tiene una fuerte base política" en el país, si bien "sigue siendo muy influyente" entre algunos de los grupos armados herederos de Séléka, mientras que en el caso de Bozizé, aunque el exilio ha reducido su popularidad, "tiene una base política importante". En el caso de este último, se ha dicho que no descarta presentarse a las presidenciales.
DESAFÍO ELECTORAL
Unas elecciones en las que la MINUSCA ya está trabajando junto con las autoridades y las fuerzas de seguridad centroafricanas para garantizar su celebración de forma segura. Monteiro reconoce que será "un gran reto" lograrlo, más teniendo en cuenta que algunos grupos armados no respetan el acuerdo y que "el Estado sigue estando ausente en parte del país", lo que obliga a la Misión de la ONU a cumplir la labor de este pese a que no siempre tiene "recursos suficientes".
Aunque es "difícil de predecir" si se producirá un aumento de la violencia a medida que se aproximen las elecciones, el experto del ICG reconoce que "el actual panorama de seguridad es volátil y la espiral de violencia ha venido creciendo en RCA desde hace varios meses". "Las tensiones políticas y las polarizaciones relacionadas con las elecciones podrían catalizar esas violencias", apunta.
"Este año será crítico para República Centroafricana", resume Mudge. "Si las elecciones pueden soportar esta presión política, entonces el país puede salir fortalecido", sostiene el responsable de HRW. "Sin embargo, la violencia en torno a las elecciones podría descontrolarse y revertir los logros que ha hecho el país desde los tiempos oscuros de 2013 y 2014", advierte.
Para que esto no ocurra, incide a su vez el portavoz de la MINUSCA, lo que RCA necesita es "el apoyo de todos los países, en especial los países vecinos" al acuerdo de paz y en lo que se refiere a la celebración de las presidenciales, que ofrezcan los "fondos y demás apoyo necesario para que puedan tener lugar".