ECUADOR, 4 Feb (EUROPA PRESS)
En un reciente fallo emitido por el Tribunal Constitucional de Ecuador, se declaró la inconstitucionalidad de los decretos firmados por el presidente Daniel Noboa, con el objetivo de designar a Cinthua Gellibert como presidenta en funciones, en sustitución de Verónica Abad, durante los periodos de campaña electoral para las próximas elecciones del 9 de febrero. La corte subrayó que estos decretos contravienen el artículo 146 de la Constitución relacionado con la sucesión presidencial.
En una votación contundente, con ocho votos a favor y uno en contra, el Tribunal Constitucional aclaró que la función presidencial no puede ser delegada a un tercero y debe seguir lo estipulado en los artículos 149 y 150 de la Constitución. Este pronunciamiento deja claro que Gellibert, quien fue nombrada por Noboa frente a disputas con Abad, no puede asumir el cargo mediante decreto.
Sin embargo, José de la Gasca, Ministro de Gobierno, sostiene que este veredicto no representa un fracaso para el Ejecutivo. Argumenta que la resolución no afecta el encargo de la Vicepresidencia a Gellibert y no considera la causa de fuerza mayor invocada por Noboa para su campaña electoral. Según de la Gasca, es fundamental "leer bien y al completo la resolución de la corte". Insiste en que, aunque la corte rechazó la delegación del cargo por decreto, no cuestiona el rol de Gellibert como vicepresidenta.
La administración de Noboa defiende que, de hecho, el Tribunal Constitucional ha respaldado estos decretos, al no ser objeto de revisión por una acción de inconstitucionalidad y, por ende, permanecen en efecto. En lo que va del mes, esta es la cuarta ocasión en que Noboa delega sus funciones a Gellibert para concentrarse en su campaña electoral, buscando la reelección.
Esta decisión surge en medio de una disputa con la Vicepresidenta Abad, quien fue apartada del cargo luego de acusaciones por parte de Noboa por incumplimiento de funciones. Abad ha argumentado que estas acciones son un intento del presidente por distanciarla del escenario político ecuatoriano y limitar su influencia, mientras que allegados a Noboa expresan desconfianza hacia ella para una posible sucesión temporal.